La Cenicienta
Este miércoles se lo dedico a uno de mis cuentos favoritos cuando era pequeñas, me encantaba la versión Disney con esos ratoncitos, ayys....qué recuerdos!
Aquí os traigo algunas de las curiosidades que he encontrado y que no me esperaba la verdad.
Meritocracia: Uno de los valores que transmite el cuento de Cenicienta es que se puede triunfar aunque uno venga de la nada. La protagonista lo logra al final gracias a su personalidad, esfuerzo, a la sinceridad y siendo fiel a sí misma.
Nadie me quiere: Cualquiera que tenga hermanos puede llegar a identificarse alguna vez con ese sentimiento que se presenta en la historia, incluso si no tienes hermanos, a veces incluso pasa con los primos. Muchos hijos piensan que sus padres prefieren a los otros. Cenicienta, además, se sacrifica por sus hermanas y lo único que recibe por parte de ellas es odio y envidia.
Pura feminidad: El zapato de cristal y el diminuto tamaño del pie hacen referencia al origen oriental del cuento. Y se dice que representa la fragilidad que tiene ante la sociedad la virginidad de una mujer.
Síndrome de cenicienta: Al igual que pasaba con
el síndrome de Alicia, en el mundo de la psicología se ha acuñado este término de Síndrome de cenicienta para describir a la mujer, que ya está más cerca de los cuarenta que de los treinta, que quiere aparentar veinte y que identifica la felicidad no con la realización personal, sino con encontrar al hombre de su vida. En el libro
El complejo de Cenicienta describen el comportamiento de estas mujeres que tienen miedo a ser independientes y que necesitan una figura masculina que resuelva todo por ellas.
Puesto que he encontrado la verdadera historia (abstenerse la gente delicada), aquí os la pongo para que le echéis uno ojo, ya que no tiene nada que ver con la Cenicienta Disney que todos conocemos.
Según la historia que conocemos la Cenicienta tenía un vestido y una carroza que a la medianoche se convertía en calabaza, que fue a la fiesta del príncipe, se olvidó un zapato de cristal y que luego le entró a la perfección, lo que hizo que viviera feliz en el palacio con su enamorado. Pues nada más lejos de la realidad, el cuento original no dice nada de eso.
El relato circulaba oralmente por las aldeas, y los hermanos Grimm lo escucharon de boca de La pastora, una conocida narradora de la época. Al parecer, la protagonista era una niña muy pobre, su madre había muerto y la tumba estaba en el patio trasero de la casa, donde iba a rezar y a pedir que se cumplieran sus deseos.
El día de la fiesta en el palacio, la niña pide un vestido, y entonces, por arte de magia aparece desde la tierra, como si fuera una planta que crece, le quedaba tan bien que hasta logró llamar la atención del príncipe. Hasta ahí la historia más o menos concuerda con lo que conocemos, sí es cierto que perdió un zapato, pero cuando los vasallos del rey llegaron a la casa de la niña, el zapato no le entraba. La pobre Cenicienta tenía los pies tan hinchados de trabajar que le era imposible calzarse. En la desesperación, tomó la decisión de cortarse un pedazo de talón con un cuchillo.
Su madrastra y sus hermanastras, morían de envidia. Siempre la habían tratado muy mal, la mandaban ocuparse de las tareas cotidianas más indignas. Estas fueron invitadas al casamiento de Cenicienta, y allí mismo, delante de todos, sufrieron el ataque de una bandada de palomas que les sacaron los ojos y las dejó ciegas para siempre. Era una venganza de la madre de Cenicienta que había producido desde su tumba.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.